Cuando se le realiza algún tipo de
procedimiento o cirugía a su hijo, es comprensible que sienta algo de
intranquilidad. Probablemente tenga muchas preguntas sobre todo, desde la forma
en la que se administra la anestesia hasta lo que experimentará su hijo, y
dónde se le permitirá a usted permanecer.
Por supuesto, lo que ocurra dependerá del
tipo de procedimiento al que su hijo se someta y del tipo de anestesia que se
usará, ya sea:
- General, en la que su hijo estará "dormido".
- Regional, cuando se adormece una zona grande del cuerpo.
- Local, cuando se adormece una parte pequeña del cuerpo
Para que tenga tranquilidad y esté mejor
informado, le presentamos a continuación una revisión breve de lo que puede
ocurrir antes, durante y después del día en que le realicen el procedimiento a
su hijo en un hospital o centro quirúrgico.
Antes de la cirugía
Si bien es posible que pueda hablar con el
anestesista un día o dos antes de la cirugía, es posible que no lo conozca
hasta ese mismo día. De cualquier manera, el anestesista revisará la
información y los antecedentes médicos de su hijo rigurosamente, para poder
tomar la decisión correcta respecto de los medicamentos anestésicos adaptados
específicamente a las necesidades individuales del niño.
El anestesista también puede pedir pruebas
adicionales (como radiografías, análisis de sangre o pruebas de laboratorio)
para ayudar a idear el mejor plan anestésico personalizado posible para su
hijo.
Además de hacer un examen físico de las
vías aéreas, el corazón y los pulmones de su hijo, el anestesista también
deberá obtener los antecedentes médicos del niño, que incluirá hacer preguntas
sobre:
- La salud de su hijo en el pasado y en la actualidad.
- La salud de su familia.
- Cualquier medicamento, suplemento o remedios a base de hierbas que su hijo esté tomando (tenga en cuenta tener consigo una lista de lo que toma su hijo exactamente, con detalles sobre la cantidad y la frecuencia).
- Cualquier reacción previa que su hijo o un familiar de sangre haya tenido a la anestesia.
- Todo tipo de alergia (especialmente a alimentos, medicamentos o látex) que su hijo pueda tener.
- Si su hijo fuma, bebe alcohol o consume alguna droga recreativa (esto generalmente corresponde a adolescentes mayores)
El anestesista, el cirujano o un miembro
del personal de enfermería también le informarán si su hijo puede comer o beber
antes de la intervención quirúrgica. Es importante asegurarse de que su hijo no
ingiera alimentos antes de la cirugía (por lo general, ningún alimento después
de la medianoche del día anterior a la cirugía). Recibirá instrucciones
específicas según la edad y el cuadro clínico de su hijo, y la hora del día en
que se realizará el procedimiento.
¿Por qué no es conveniente ingerir alimentos
antes de la cirugía? Porque el cuerpo generalmente tiene reflejos que evitan
que el alimento se aspire (o inhale) en los pulmones cuando se lo traga o
regurgita (vomita). Sin embargo, los medicamentos anestésicos pueden impedir
estos reflejos, lo que podría provocar que el alimento se aspire en los
pulmones si hubiera vómito o regurgitación durante la anestesia. No obstante, a
veces, el anestesista dirá que se pueden tomar solamente líquidos o
medicamentos específicos unas horas antes de la intervención quirúrgica.
Para garantizar la seguridad de su hijo
durante la cirugía, es extremadamente importante responder todas las preguntas
del anestesista de la forma más sincera y minuciosa posible. Lo que puede
parecer inofensivo podría interactuar con la anestesia o afectarla, e incidir
en la forma en que su hijo reacciona a ella.
Preguntas para hacer
También puede hacer todas las preguntas
que desee. Si no se reúne con el anestesista antes del día de la operación, se
le recomienda que les haga estas preguntas al médico o al cirujano días o
incluso semanas antes, para que usted y su hijo obtengan todas las respuestas
que necesitan:
- ¿Puedo estar con mi hijo antes de la cirugía? Si es así, ¿durante cuánto tiempo?
- ¿Puedo estar con mi hijo mientras se le administra la anestesia?
- ¿Qué tipo de anestesia se le administrará a mi hijo?
- ¿De qué forma se administrará la anestesia: con una inyección, por vía intravenosa o con una máscara de respiración o tubo en la garganta?
- ¿Sedarán a mi hijo antes de administrarle la anestesia?
- ¿Cuánto tiempo durará aproximadamente la cirugía?
- ¿Continuará mi hijo recibiendo la administración por vía intravenosa o quedará conectado a algún monitor o equipo después de que haya finalizado la cirugía?
- ¿Cuánto tiempo tardará mi hijo en despertarse por completo de la anestesia general o en recuperar sensación en el área en la que se usó la anestesia regional o local?
- ¿Sentirá mi hijo dolor o molestias (como náuseas o vómitos) después de la cirugía? Si es así, ¿cuánto tiempo durará y qué se puede hacer al respecto?
- ¿En qué plazo después de la cirugía puedo ver a mi hijo?
- ¿En qué plazo después de la cirugía puede mi hijo comer, beber, ir a la escuela o conducir [si su hijo es adolescente]?
- ¿En qué plazo después de la cirugía puede mi hijo volver a casa?
Cuando se reúna con el anestesista, también se le
pedirá que firme un formulario
de consentimiento informado, mediante el cual se
autoriza el uso de la anestesia. Es importante que se asegure de obtener respuestas
a todas sus preguntas antes de firmar el formulario.
Justo antes de ir al quirófano y quedarse
dormido, es posible que se les ofrezca a los niños pequeños una bebida especial
y de sabor dulce (los niños pueden llamarla "medicamento gracioso").
Según la edad de su hijo o su capacidad de colaborar, puede ser apropiado
administrar este "medicamento gracioso" rociándolo en la nariz o con
un catéter lubricado pequeño y suave para via rectal (que se puede usar si el
niño no desea tomarlo). El medicamento se absorbe bien a través del estómago,
la nariz o el recto, y permite que su hijo quede en estado de sedación antes de
ingresar al quirófano.
Para procedimientos menores, no es
necesario un sedante. De hecho, es posible que algunos niños prefieran no estar
sedados. Según lo que sea más conveniente para su hijo, el anestesista es quien
toma la decisión de sedarlo o no con anticipación y, para ello, tendrá en
cuenta la sugerencia que usted ofrezca.
En el quirófano
Si se usa anestesia general, el anestesista comenzará
a llevar a su hijo desde el estado despierto normal al estado somnoliento de la
anestesia. A esto se lo denomina inducción, y se realiza generalmente mediante la inyección de
medicamentos por vía intravenosa o la inhalación de gases a través de una máscara.
Si su hijo, como muchos niños, le teme a
las agujas, la buena noticia es que es posible que no lo pinchen mientras esté
despierto. Los anestesistas pediátricos a menudo comienzan el proceso de
inducción en los niños relativamente sanos mediante el uso de una máscara. ¿Por
qué? Porque a menudo los niños no solo le temen a las agujas sino que es
posible que les resulte difícil quedarse quietos y en calma. Por eso, la
máscara libera medicamentos que duermen a los niños y los ayudan a relajarse
antes y durante la cirugía. De ese modo, no estarán despiertos cuando se
inserta la vía intravenosa para la anestesia general o cuando se administra una
inyección para adormecer una parte o un área determinada del cuerpo para la
anestesia local o regional.
Cuando se usa anestesia general, el
anestesista controlará los signos vitales de su hijo, seguirá administrando la
anestesia y mantendrá a su hijo lo más cómodo posible durante toda la
operación.
Para ayudar a su hijo a respirar o ayudar a
administrar la anestesia general durante el procedimiento quirúrgico, el
anestesista puede usar un tubo
endotraqueal (tubo de plástico que se coloca dentro de
la tráquea a través de la boca o la nariz) o una máscara laríngea (LMA, una máscara con un tubo que se coloca en la parte
posterior de la boca).
Después de la cirugía
Una vez que haya finalizado la cirugía o
el procedimiento, el anestesista revertirá el proceso de anestesia y ayudará a
su hijo a "despertarse" (si su hijo recibe anestesia general).
Luego se llevará al niño a la sala de
recuperación o Unidad de Cuidados Postanestesia (PACU). En la PACU, los
enfermeros y anestesistas controlarán el estado de su hijo de cerca durante
algunas horas para asegurarse de que la transición de un estado anestesiado a
un estado despierto sea cómoda y sin complicaciones.
Cuando el cuadro clínico de su hijo se
haya estabilizado, se le pedirá que acuda a la PACU para que lo acompañe
durante el período de recuperación. Si su hijo recibió anestesia general o fue
sedado, no espere que se despierte completamente de inmediato: puede que tarde
un rato y es posible que dormite durante algún tiempo. Generalmente, la
recuperación completa de los niños luego de una anestesia general tarda de 45
minutos a una hora aproximadamente. En algunos casos, este período de tiempo
puede ser un poco más largo, en función de los medicamentos que se
administraron durante o después de la intervención quirúrgica.
Si bien todas las personas tienen una
experiencia diferente, es posible que su hijo se sienta atontado, confundido,
tenga frío, náuseas, esté asustado, inquieto o incluso triste cuando se
despierte. Según el procedimiento o la intervención quirúrgica, es posible que,
además, su hijo sienta algo de dolor o molestias más tarde, que el anestesista
puede aliviar con medicamentos. Después de que se haya recuperado de la
anestesia, se evaluará a su hijo para asegurarse de que esté listo para ser
dado de alta de la sala de recuperación.
En muchos procedimientos de pacientes
ambulatorios, se les permite a los niños volver a casa inmediatamente después
de que se realiza la cirugía. En los pocos casos en los que se requiere
hospitalización, la mayoría de los hospitales evitan la ansiedad provocada por
la separación al permitir que por lo menos uno de los padres permanezca con el
niño, tanto de día como de noche.
Antes de que se retire del hospital,
recibirá instrucciones sobre los tratamientos que le deberá administrar cuando
estén en casa y se programará la próxima visita de seguimiento con el cirujano.
Asegúrese de hablar con el cirujano o el anestesista sobre qué esperar después
de la intervención quirúrgica y cómo puede ayudar a su hijo a sentirse lo más
cómodo posible.
Después del alta, comuníquese con el
consultorio del cirujano o el hospital si tiene alguna inquietud con respecto
al cuadro clínico de su hijo o si:
- Presenta un sangrado inusual en el lugar de la cirugía.
- Tiene fiebre superior a 101 ºF (38.3 ºC).
- Presenta enrojecimiento inusual o secreción en el lugar de la cirugía.
- Tiene dolor inusual.
- No puede comer sin vomitar.
- No puede beber líquidos por vía oral
Mientras se prepara para la cirugía o el
procedimiento, puede resultar de ayuda recordar que la anestesia es muy segura.
En los centros quirúrgicos y los hospitales de hoy en día, profesionales
altamente capacitados usan una amplia variedad de medicamentos modernos y
tecnología de monitoreo sumamente calificada para garantizar que los niños
estén estables y lo más cómodos posible antes, durante y después del
procedimiento.
Fuente: kidshealth.org
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